La hipoplasia del pulgar se debe a un desarrollo incorrecto o incompleto del pulgar. La gravedad de la enfermedad es variable, desde un pulgar discretamente más pequeño a la ausencia completa del pulgar. La hipoplasia del pulgar puede asociarse a síndromes (malformaciones de otros órganos) por lo que los pacientes requieren valoración por el pediatra y genetista.
Ante la gran importancia del pulgar en las actividades manuales, es imprescindible reconstruir el pulgar para mejorar la función de la mano.
La cirugía se recomienda alrededor del año de edad, pues es el momento en que los niños inician la pinza del pulgar.
Cuando existe un pulgar suficientemente desarrollado podemos mejorarlo y hacer que funcione mejor mediante cirugía. Los problemas son: dificultad de hacer la pinza (menor movimiento por ausencia de músculos), inestabilidad (el pulgar se desvía hacia fuera por falta de ligamentos) y primera comisura poco ancha (espacio entre pulgar y dedo índice).
Mediante Z-plastias o colgajos en la primera comisura y transferencias tendinosas podemos solventar estos problemas y conseguir una función excelente.
Cuando no existe pulgar o está muy poco desarrollado como en este caso, utilizamos la técnica de la pulgarización, que consiste en transformar el dedo índice en un pulgar. Podemos conseguir un nuevo pulgar con una función y estética excelentes.
Técnica de reconstrucción mediante pulgarización del dedo índice


